Sostenibilidad
En busca de una mejor matriz energética
La preocupación por el cambio climático y la transición energética son prioridades globales del mundo actual. Los Acuerdos de París, firmados en el 2016, establecieron metas ambiciosas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y frenar el calentamiento global. La industria minera, al producir los minerales como el cobre, el litio, la plata, el zinc, el manganeso o el plomo, desempeña un papel fundamental en la electrificación y gran parte de la sociedad tiene puesta la mirada sobre ella.
Ante este contexto, en la cuarta edición de Rumbo a PERUMIN, Nicole Bernex, profesora principal de Geografía y Medio Ambiente de la Pontificia Universidad Católica del Perú, enfatizó que con base en las estimaciones de la Agencia Internacional de la Energía y el Banco Mundial, el consumo global de minerales críticos pasará de 40 millones de toneladas a 140 millones anuales para el 2050, “un aumento sustancial del 350%”.
Por otro lado, otros sectores de la sociedad cuestionan si la minería realmente ha evolucionado en términos de prácticas medioambientales a lo largo de los años y plantean interrogantes sobre su sostenibilidad. Aquellos involucrados en la industria pueden dar fe y atestiguar que la minería de hoy en día difiere significativamente de la de tiempos pasados, pero la falta de conocimiento hace que no se comprenda el rol de la minería para un mundo mejor.
La matriz energética del Perú
Durante mucho tiempo el Perú ha dependido en gran medida de la energía hidroeléctrica como fuente principal de generación eléctrica y, hasta el 2002, representaba aproximadamente el 85% del total del parque generador del país. Con el desarrollo de la producción de gas natural de Camisea, se ha observado un cambio importante en la matriz. Según cifras publicadas por la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía, en el 2022 la estructura de producción estuvo compuesta en un 50.8% por energía hidráulica, un 44.3% por energía térmica —un 43% por gas natural y un 0.7% por diésel, carbón y residual—, y el restante por energía eólica, solar y biomasa (3.4%, 1.5% y 0.6%, respectivamente).
En un contexto en el que se busca una transición hacia una matriz más sustentable, los proveedores de electricidad son un aliado de la industria minera a la hora de evaluar estrategias para mejorar su eficiencia energética.
Celepsa es el brazo energético de UNACEM y produce y vende electricidad principalmente a grandes consumidores como la industria minera, la cementera, de papel y también distribuidoras: "Trabajamos con compañías como Pan American Silver, Hochschild Mining y Catalina Huanca Sociedad Minera, además de otros clientes más pequeños como Minera CRC y Minera Veta Dorada. Nuestra oferta de valor se centra en suministrar energía desde la red eléctrica nacional troncal, pero también llevar soluciones desde dentro, con tecnologías renovables para atender problemas de calidad energética y confiabilidad, así como para ayudar a reducir la huella de carbono de las operaciones mineras", comenta Carlos Túpac-Yupanqui, gerente comercial de Celepsa.
Según Túpac-Yupanqui, para poder fomentar el ingreso de las energías renovables al mercado peruano, es necesario un marco regulatorio que acompañe estos cambios. Así, afirma que hay iniciativas legislativas que podrían permitir la entrada de más energías renovables al mercado: "La regulación ha estado orientada históricamente hacia la generación hidroeléctrica y termoeléctrica, lo que genera un desfase regulatorio para las nuevas tecnologías, incluyendo el almacenamiento de energía que, hace 20 o 30 años no estaba contemplado", explica. Para contribuir a la sostenibilidad de la producción energética, la compañía se encuentra desarrollando un laboratorio de energías renovables y almacenamiento en una planta cementera de su cliente UNACEM Perú en Tarma.
Lucha contra el cambio climático
Para lograr una matriz energética más limpia y sostenible, las productoras de cobre —mineral angular de la transición energética—, desempeñan un rol crucial. Según un artículo publicado por Wood Mackenzie en febrero del 2023, se estima que la electrificación aumente la demanda anual de cobre hasta los 36.6 millones de toneladas métricas anuales (tm/a) para el 2031, pero con la capacidad actual de producción del mundo, solo se podrían ofertar 30.1 millones tm/a, dejando un déficit de 6.5 millones de tm/a, una diferencia del 20%.
“Por el lado de la demanda, el consumo del cobre aumentará y, por la oferta, no hay muchos proyectos nuevos que puedan satisfacer la demanda al alza”, expone Adolfo Heeren, CEO de Anglo American Perú, la operadora del último “megagreenfield” del Perú, Quellaveco, que entró en operación en 2022 y que tiene como objetivo producir 300,000 toneladas de cobre anuales durante los próximos 10 años. Trasladando esta cifra al informe de Wood Mackenzie, harían falta más de 20 proyectos como Quellaveco para suplir el déficit de oferta de cobre proyectado por la consultora.
Heeren afirma que Anglo American está impulsando el uso de de energías verdes, con base a experiencias como el proyecto piloto de la compañía en Sudáfrica para alimentar camiones autónomos con hidrógeno verde. Esto abre un abanico de oportunidades al Perú, pero más concretamente a Moquegua, donde se halla Quellaveco, que está promoviendo diversas iniciativas de esta índole a través de la plataforma Moquegua Crece.
Si bien en el caso de Quellaveco la adopción de energías verdes ha sido más fácil al tratarse de un proyecto nuevo, diversas empresas con operaciones existentes están trabajando en maneras de contribuir a la descarbonización. En 2022, Las Bambas logró ser certificada por Enel Perú por su consumo eléctrico 100% proveniente de energías renovables en la operación: “Ya hemos definido una hoja de ruta de descarbonización a nivel preliminar con la cual pensamos reducir a cero las emisiones para el 2050 y en un 40 % para el 2030”, comenta Edgardo Orderique, gerente general de Las Bambas.
Adolfo Vera, presidente y CEO de Southern Peaks Mining, afirma que los productores de cobre no solo desempeñan un rol fundamental en la transición energética al suministrar el metal rojo, sino que tienen la responsabilidad de producir con los más altos estándares socioambientales, de manera que esta necesidad de cobre no provoque el daño que justamente se quiere reducir: “Los avances tecnológicos no solamente tienen que utilizarse para mejorar la eficiencia en la producción, sino también para lograr una producción más sustentable y amable con el medioambiente”, añade.
El año pasado, Southern Peaks Mining obtuvo la certificación The Copper Mark, un sello creado para la promoción de la producción responsable de cobre, que se basa en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas: “Condestable es la primera mina mediana y la primera mina subterránea en el mundo que ha alcanzado esta certificación”, comenta Vera.
Franco Pedraz, gerente país de Worley en Perú, cuenta que observa en sus clientes una mayor preocupación por el bienestar social de las comunidades aledañas y por la implementación de proyectos de mitigación de carbono. Pedraz cree que la institucionalización de incentivos para promover la descarbonización es inminente, con iniciativas como las certificaciones por la producción de cobre mediante el uso de energías verdes. Al reflexionar sobre el futuro de la minería, Pedraz anticipa que el mercado comenzará a exigir ‘metales verdes’: “Esto podría implicar que las compañías implementen precios especiales o, incluso, que se condicionen sus operaciones al cumplimiento de estándares medioambientales”.
El sector académico y la innovación también son fundamentales para contribuir a un medioambiente y un futuro sostenibles. Por ejemplo, Nexa Resources cuenta con un presupuesto anual de US$ 8 millones destinados a la investigación y desarrollo para impulsar soluciones a los desafíos ESG y reducir el impacto ambiental: “A través de nuestro Mining Lab, nuestra plataforma de innovación abierta, buscamos generar sinergias para compartir buenas prácticas con entidades gubernamentales, actores académicos y otras empresas, con el objetivo de enfrentar los desafíos futuros”, comenta José Carlos del Valle, CEO de Nexa Resources Perú. La compañía, que quiere reducir las emisiones de alcance 1 en un 20% para el 2030 y lograr la neutralidad para el 2040, cuenta con un proyecto de economía circular en su unidad de El Porvenir. Así, espera poder transformar los residuos mineros en cemento.
"La minería es un mercado esencial para la descarbonización ya que la extracción de minerales es parte intrínseca de este proceso. Además, estos nuevos requerimientos permiten el desarrollo de nuevas soluciones y tecnologías."
Vanessa Moreno, Gerente General Perú & Bolivia, Schneider Electric
Financiamiento de prácticas sustentables
La sostenibilidad puede tratarse desde distintos frentes: el energético, la correcta gestión del agua, la relación con las comunidades y la sociedad, y la buena gobernanza, todos englobados en las siglas ESG. Fernando Kaelin Lizarraga, director de banca corporativa del Banco Santander, comenta que la sucursal peruana cuenta con un área especializada que regula y verifica el cumplimiento de los factores ESG a la hora de establecer relaciones comerciales con sus clientes: “El sector de la minería se encuentra expuesto a la minería ilegal e informal, especialmente en la producción de oro en ciertas regiones del Perú. Para evitar el financiamiento de estas actividades y los aspectos negativos que conlleva, el Banco Santander hace hincapié en el rastreo de estas situaciones”, agrega Kaelin.
La sucursal peruana del banco español ofrece una amplia gama de servicios y productos: desde pagarés o préstamos, hasta lo más estructurado como la emisión de bonos, fusiones y adquisiciones o créditos sindicados. Un caso reciente de su trabajo en minería fue la sustitución de la fianza de cierre de minas por US$ 180 millones por parte de Minera Boroo Misquichilca que Barrick tenía en su poder. En línea con la sostenibilidad, el Banco Santander cuenta con un área especializada que regula los factores ESG y se apoya en sus oficinas globales para verificar que se cumplan con todas las regulaciones tanto con sus clientes nuevos como existentes.
La industria minera está experimentando un creciente enfoque en la inversión responsable, no solo por parte de los mismos operadores mineros, sino por toda la cadena de valor, ya que los criterios ESG son tenidos en cuenta por los inversores al momento de decidir dónde colocar sus recursos financieros. En esta línea, las entidades financieras están cada vez más comprometidas con estos factores.
Imagen cortesía de Michael Busch (Unsplash).