Contratistas subterráneos
Acompañando la transición a operaciones en el subsuelo
La minería a nivel global mantiene una tendencia natural hacia operaciones subterráneas, a medida que los tajos abiertos aumentan y el mineral de mejores leyes se ubica disperso en profundidad. De hecho, en países como Canadá y Sudáfrica, la minería subterránea ya es la norma, y en el Perú esta tendencia viene cobrando cada vez más fuerza.
Si bien la minería subterránea representa una porción importante de la producción total del Perú, lo hace a través de operaciones medianas, siendo la mina Cerro Lindo, de Nexa, la más grande, con una capacidad diaria de procesamiento de 20,000 toneladas. Mientras, la mayoría de las minas icónicas del país son a tajo abierto, como Yanacocha, Antamina, Las Bambas, Cerro Verde y Toquepala. Algunas de ellas ya tienen planes para migrar a operaciones subterráneas para contrarrestar la bajada de leyes y del aporte de finos del tajo abierto en los siguientes años.
Actualmente hay una gran variedad de contratistas que se está preparando para la inevitable transición a la minería subterránea. Entre ellos, la australiana Byrnecut Offshore creó en 2017 una alianza con la empresa peruana San Martín para aprovechar las oportunidades en este segmento. “Vemos enormes oportunidades para operaciones mineras subterráneas en América Latina a medida que la industria madura, especialmente en el Perú, donde la transición está un poco atrasada con respecto a otros países”, afirma Greg Jackson, director ejecutivo de Byrnecut Offshore.
El tipo de minería subterránea de gran tonelaje en la que se especializa Byrnecut aún tiene que acelerarse en el Perú, pero Jackson confía en su progresiva consolidación. La empresa está participando activamente en licitaciones de operaciones subterráneas a gran escala. “Byrnecut continúa buscando grandes proyectos [elephant projects], ya que creemos que podemos diferenciarnos porque están fuera del alcance de las capacidades de los contratistas locales”, comenta.
Como muestra de esta migración hacia la minería de subsuelo, Newmont ya ha comenzado la transición de su mina Yanacocha de óxidos a sulfuros mediante el proyecto Yanacocha Sulfuros. Este tipo de proyectos presentan grandes oportunidades para contratistas subterráneos. Por ejemplo, la compañía local AESA creó una empresa conjunta con la canadiense Redpath Mining, con quien ganó la licitación para el desarrollo integral del proyecto Yanacocha Sulfuros.
AESA trasladará a este proyecto su amplia experiencia en operaciones mineras subterráneas en el país, ya que ha trabajado con empresas como Minsur, Raura, Volcan, Nexa y Glencore.
En los últimos tiempos, la compañía se ha enfocado en mejorar sus capacidades para ofrecer un servicio integral, añadiendo a su oferta de servicios la aplicación de concreto lanzado (shotcrete) y el transporte de mineral y desmonte.
Siguiendo los pasos de Newmont, Antamina está evaluando cambiar su método de explotación a tajo abierto y operar como una mina subterránea a partir de 2036, pues ha detectado zonas mineralizadas que se encuentran debajo del actual yacimiento en la región de Áncash.
Sin embargo, existen muchas minas en el Perú que han nacido directamente como operaciones subterráneas, como es el caso de Cerro Lindo de Nexa Resources. INCIMMET es uno de los contratistas que ha estado trabajando para esta operación alrededor de ocho años, y en 2021 ganó la licitación para ampliar el servicio de desarrollo de mina, convirtiéndose en el contratista líder de la operación. La empresa también ha seguido ejecutando sus contratos con Tambomayo y Orcopampa de Buenaventura, y ha desarrollado recientemente dos proyectos de ingeniería para su especialidad de relleno de mina; el primero para la mina Untuca de Cori Punto en Perú, y el segundo para la mina Marmato de Aris Gold en Colombia. Hoy, INCIMMET está poniendo un gran énfasis en su proceso de internacionalización, buscando proactivamente oportunidades en países como Chile, Ecuador, Bolivia, México, Argentina, República Dominicana e incluso India.
La pandemia impulsa la adopción tecnológica
El coronavirus constituyó un golpe especialmente duro para la minería subterránea. Las estrictas medidas de distanciamiento social hicieron que las operaciones bajo tierra tardaran más en reanudarse que sus homólogas a tajo abierto. Mantener estas medidas de distanciamiento social fue un verdadero reto, teniendo en cuenta la gran cantidad de vetas angostas en las minas del país. Sin embargo, el sector minero ha hecho un gran esfuerzo por transformar este reto en una oportunidad, acelerando la adopción tecnológica para seguir trabajando.
Si el sector minero ha sido tradicionalmente lento en la incorporación de nuevas tecnologías, el segmento subterráneo lo ha sido aún más debido a las complejas condiciones del entorno. En 2020, el obligado cambio a un modelo de trabajo remoto rompió paradigmas importantes, abrió las mentes al cambio y demostró los beneficios del trabajo remoto y la automatización, incluyendo una mayor seguridad de los trabajadores y una expansión de horas productivas en el ciclo de minado. Ahora, parece que este tipo de tecnologías han venido para quedarse.
Sin embargo, cabe destacar que la transformación tecnológica no ocurre de la noche a la mañana; aunque exista un deseo mucho más fuerte de adoptar nuevas tecnologías que antes de la pandemia, primero es necesario hacer inversiones sustanciales en la infraestructura de la mina. Yanacocha Sulfuros se está diseñando desde el inicio para incorporar algunas de las tecnologías que están marcando el desarrollo de la industria.
“Estamos diseñando la operación del proyecto en conjunto con Newmont considerando scoops semiautónomos, equipos de perforación y sostenimiento con operación tele-remota, mapeo en tiempo real de la totalidad de nuestro personal y equipos, así como una migración en un mediano plazo hacia equipos eléctricos”, revela Gianflavio Carozzi, CEO de AESA.
Carozzi resume que, a rasgos generales, el futuro de la minería subterránea apunta a la incorporación de avances tecnológicos, especialmente relacionados con la automatización de actividades y procesos que permitan generar mayor productividad y seguridad, y relacionados con el cuidado del medioambiente.
En línea con este mayor énfasis en el desarrollo tecnológico, así como un renovado interés por la seguridad de las personas, INCIMMET ha estado trabajando en varias innovaciones. La empresa obtuvo un premio del Instituto de Seguridad Minera en 2022 por su sistema automatizado en tiempo real para detectar rocas sueltas y prevenir accidentes en minería subterránea. Con este sistema se minimiza la exposición de los colaboradores al riesgo y se eleva la productividad al reducir los tiempos de inspección de rocas sueltas. Además, se reducen significativamente los costos posibles por eventos no deseados de personas, daños a la propiedad o interrupciones de procesos. “También hemos ganado un premio por el desarrollo de un brazo robótico para cargar los taladros. Los sensores hacen que el brazo sea completamente autónomo en el colocado del explosivo y el detonador”, añade Cossio.
El futuro de los contratistas subterráneos
Aunque todos son conscientes del gran potencial que existe en la migración de las grandes minas superficiales a operaciones subterráneas, es esencial que se den las condiciones políticas y sociales para poder hacer esta transición. Desde la entrada del nuevo gobierno a mediados de 2021, la falta de mensajes claros con respecto al sector minero y la conflictividad social exacerbada ha provocado que tanto las empresas mineras como los bancos duden en invertir en proyectos de alto capex. Incluso Newmont, que ya ha comprometido US$500 millones en el proyecto Yanacocha Sulfuros, está a la espera de tomar una decisión final sobre la inversión restante.
El futuro de otras potenciales transiciones a operaciones subterráneas dependerá en gran medida de que mejoren las relaciones entre los sectores político, social y minero. Es indispensable promover un entendimiento de la importancia de la minería para la economía nacional, así como fomentar el orgullo por los conocimientos mineros y la gran experiencia de los profesionales que existe en el país.
Por otro lado, mantener personal capacitado es otro importante desafío al que se enfrentarán los contratistas subterráneos. “Una tarea pendiente de la industria minera en Perú es la formación de técnicos y de profesionales en minería que aseguren la sostenibilidad del sector en el tiempo”, señala Carozzi de AESA.
En efecto, actualmente la población minera experimentada está envejeciendo y se está volviendo cada vez más difícil atraer nuevo talento. Además, a medida que se van incorporando más tecnologías al ámbito subterráneo, especialmente relacionadas con operaciones autónomas y remotas, se vuelve indispensable mantener el personal al día de estas innovaciones.
Aquí, los contratistas juegan un papel clave en la captación de nuevo talento y en la adaptación del personal actual. AESA, por ejemplo, creó el Programa de Formación Dual en alianza con un instituto técnico y el apoyo de un cliente, justo antes de la pandemia. El objetivo de este programa es proporcionar a personas de las comunidades cercanas al cliente, sin experiencia previa en minería, las herramientas necesarias para seguir una carrera en minería subterránea, y otorgarles un título técnico reconocido.
Este tipo de iniciativas que permitan atraer nuevo talento, fomentar la diversidad y, al mismo tiempo, mejorar la relación con las comunidades cercanas a las operaciones mineras, se irán volviendo cada vez más importantes, a medida que aumenta la cantidad de grandes operaciones subterráneas.
El futuro de los contratistas subterráneos
Aunque todos son conscientes del gran potencial que existe en la migración de las grandes minas superficiales a operaciones subterráneas, es esencial que se den las condiciones políticas y sociales para poder hacer esta transición. Desde la entrada del nuevo gobierno a mediados de 2021, la falta de mensajes claros con respecto al sector minero y la conflictividad social exacerbada ha provocado que tanto las empresas mineras como los bancos duden en invertir en proyectos de alto capex. Incluso Newmont, que ya ha comprometido US$500 millones en el proyecto Yanacocha Sulfuros, está a la espera de tomar una decisión final sobre la inversión restante.
El futuro de otras potenciales transiciones a operaciones subterráneas dependerá en gran medida de que mejoren las relaciones entre los sectores político, social y minero. Es indispensable promover un entendimiento de la importancia de la minería para la economía nacional, así como fomentar el orgullo por los conocimientos mineros y la gran experiencia de los profesionales que existe en el país.
Por otro lado, mantener personal capacitado es otro importante desafío al que se enfrentarán los contratistas subterráneos. “Una tarea pendiente de la industria minera en Perú es la formación de técnicos y de profesionales en minería que aseguren la sostenibilidad del sector en el tiempo”, señala Carozzi de AESA.
En efecto, actualmente la población minera experimentada está envejeciendo y se está volviendo cada vez más difícil atraer nuevo talento. Además, a medida que se van incorporando más tecnologías al ámbito subterráneo, especialmente relacionadas con operaciones autónomas y remotas, se vuelve indispensable mantener el personal al día de estas innovaciones.
Aquí, los contratistas juegan un papel clave en la captación de nuevo talento y en la adaptación del personal actual. AESA, por ejemplo, creó el Programa de Formación Dual en alianza con un instituto técnico y el apoyo de un cliente, justo antes de la pandemia. El objetivo de este programa es proporcionar a personas de las comunidades cercanas al cliente, sin experiencia previa en minería, las herramientas necesarias para seguir una carrera en minería subterránea, y otorgarles un título técnico reconocido.
Este tipo de iniciativas que permitan atraer nuevo talento, fomentar la diversidad y, al mismo tiempo, mejorar la relación con las comunidades cercanas a las operaciones mineras, se irán volviendo cada vez más importantes, a medida que aumenta la cantidad de grandes operaciones subterráneas.
Imagen cortesía de Silver X