La necesidad de la exploración
Las inversiones para encontrar nuevos depósitos mantienen una preocupante tendencia a la baja
El periodo entre la segunda mitad de 2020 y mediados de 2022 ha estado marcado por altos precios de los commodities, y algunos de ellos incluso han alcanzado máximos históricos. El valor del cobre, por ejemplo, se incrementó desde US$3 por libra (US$/lb) en 2020 hasta más de US$4/lb en 2021 y la primera mitad de 2022. Esta subida se debió en parte a las disrupciones en la cadena de suministro debido a la covid-19, a la creciente demanda de cobre para la transición energética y a la escasez de nuevos proyectos cupríferos para hacer frente a esta demanda.
De manera similar, el año 2021 y la primera mitad de 2022 también estuvieron marcados por precios elevados del aluminio, el plomo, el níquel, el estaño y el zinc. Si bien los precios de los metales preciosos han sido bastante volátiles, el oro tuvo un precio medio de US$1,800 por onza en 2021, un 30% más que la media en 2019.
A pesar de las grandes oportunidades que estos altos precios suponen para el Perú, teniendo en cuenta sus gran potencial en minerales como oro, plata, cobre, zinc y molibdeno, entre otros, las inversiones en exploración han seguido una tendencia a la baja durante la última década, pasando de US$900 millones en el pico del anterior superciclo en 2012, a US$326 millones en 2021. Si omitimos los datos de 2020, esta cifra es la más baja de la última década.
Víctor Gobitz, expresidente del Instituto de Ingenieros de Minas del Perú (IIMP), explica que la exploración júnior en Perú se ha retraído, en primer lugar, porque la legislación ambiental ha puesto erróneamente a la exploración en el mismo saco que la actividad minera, a pesar de que esta última tiene una huella operativa y un impacto ambiental mucho mayor. Esto, a su vez, ha creado una equivocada percepción social. “Si este aspecto no se resuelve, seguiremos viendo exploraciones solo en torno a minas en operación, donde la obtención de permisos es más sencilla, pero no en la búsqueda más arriesgada de nuevas áreas”, afirma.
“Gracias a la venta del Proyecto Antilla (por hasta C$70 millones) y a acuerdos para compartir información con varias empresas mineras por valor de C$3 millones, hemos logrado recaudar los fondos necesarios para completar el estudio de pre-factibilidad e incluso el futuro estudio de factibilidad del proyecto Cotabambas”.
Luquman Shaheen, Presidente y CEO, Panoro Minerals
En efecto, desde hace varios años, el tiempo excesivo que toma obtener los permisos necesarios para la exploración ha restado muchísima competitividad al sector. Para hacerse una idea de la magnitud del problema, un permiso para la exploración minera en el Perú puede requerir dos años, mientras que en otros países extractores como Canadá, el mismo proceso no pasa de dos meses. Si bien algunas autoridades peruanas han hecho esfuerzos para agilizar el proceso de obtención de permisos en los últimos años, es difícil lograr un progreso significativo debido a los constantes cambios políticos en el país.
Hoy, a pesar de la tumultuosa relación entre el gobierno de Castillo y el sector minero, continúa el debate y las iniciativas para acelerar el proceso de obtención de permisos. En la inauguración del decimocuarto Simposium Internacional del Oro, Plata y Cobre, celebrado en mayo de 2022 en Lima, el ministro de Economía y Finanzas, Óscar Graham, anunció: “Estamos trabajando en mejoras en la normatividad con la finalidad de agilizar los permisos para las exploraciones mineras”.
Precisó que se destinarán unos S/10 millones para asegurar que las entidades que intervienen en la emisión de permisos y entidades fiscalizadoras cuenten con los recursos necesarios para que puedan emitir sus opiniones a tiempo. Por ejemplo, el ministro Graham apuntó que la inyección de dinero facilitará la respuesta de la Autoridad Nacional del Agua (ANA), el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Sernamp) y el Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor), entre otras.
La obtención de permisos no es el único reto al que se ha enfrentado el sector de la exploración en los últimos años. A nivel global, las empresas júnior han estado viviendo en un mercado de difícil acceso al financiamiento. Esto se debe a que el capital de alto riesgo y alta recompensa que abandonó los mercados durante el último ciclo bajo de los metales sigue siendo muy difícil de encontrar. En los últimos años, los inversionistas se han visto atraídos por otros sectores, como el cannabis y las criptomonedas, o compañías tecnológicas como Google o Amazon.
Sin embargo, Peter Dembicki, CEO de la compañía júnior canadiense Tier One Silver, propietaria de los proyectos Curibaya y Hurricane Silver, nota un cambio en esta tendencia: “Eventos como la guerra en Ucrania y las interrupciones en las cadenas de suministro debido a la covid-19 están haciendo que el mundo entienda la importancia de recursos naturales como el petróleo, el gas natural, el cobre, la plata o el níquel”, afirma.
A raíz de los conflictos globales, diferentes países se están dando cuenta de que la minería no solo es necesaria para suministrar los metales que requieren sus economías, sino que son claves para la seguridad nacional. Según Dembicki, en los últimos meses ha salido mucho capital de los mercados de valores como Nasdaq, que tuvo uno de sus peores comienzos de año en 2022, y este capital se está dirigiendo a sectores que no han recibido mucha atención durante los últimos años: “En los últimos meses, ha entrado mucho más capital en el sector de los recursos naturales, desde productores hasta compañías de exploración. Por tanto, la situación ha mejorado notablemente en el último año y creo que seguirá mejorando, porque pienso que estamos al comienzo de una carrera alcista sustancial en las materias primas”.
A nivel global, los financiamientos de empresas júnior e intermedias sumaron US$21,550 millones en 2021, lo que supone casi el doble de los US$12,130 millones de 2020.
Inestabilidad política: el reto perenne para la exploración
Quizás la razón más importante de las decrecientes inversiones en exploración sea la inestabilidad política que caracteriza al Perú y que se ha venido haciendo más pronunciada en los últimos tiempos. “Países como Perú y Chile son extremadamente sensibles a las condiciones políticas”, explica Ivan Bebek, co-fundador, presidente y CEO de la compañía de exploración Coppernico Metals.
“Las acciones de los gobiernos en estos países pueden promover el financiamiento de las compañías de exploración o disuadirlo, dependiendo del lenguaje y la retórica que utilicen”, añade. En el caso peruano, el actual gobierno defendió en sus inicios la nacionalización de compañías mineras, la promoción de cambios constitucionales y la reforma del sistema tributario. Estas promesas no han hecho ningún favor a la industria.
“El PEA de 2022 definió bien el depósito y el alcance del proyecto Cañariaco, y cambió algunas ideas sobre cómo se podría construir la mina. Sería una mina a cielo abierto con tecnología convencional de trituración o molienda y flotación”.
Joanne Freeze, Presidenta y CEO, Candente Copper
Ante el desafío político, las compañías júnior están encontrando maneras de superar las adversidades que, según Luquman Shaheen, presidente y CEO de la empresa de exploración de cobre Panoro Minerals, no son nuevas. “Tenemos que recordar a la industria que en los últimos 30 años ha habido 11 presidentes diferentes y siete partidos políticos distintos en el poder. A pesar de esta inestabilidad política, las inversiones en el sector minero se han mantenido fuertes”, expresa.
Según Shaheen, esto indica que, aunque la minería y la exploración no son inmunes a la situación política, sí que trascienden bastantes de los conflictos políticos en el país. Para Panoro Minerals, la estrategia para superar los retos políticos actuales y poder avanzar su proyecto bandera Cotabambas, es mantener fuertes relaciones locales.
La importancia de priorizar relaciones robustas con comunidades locales es compartida por Graham Carman, presidente y CEO de Tinka Resources. “Tinka opera más a nivel local que a nivel nacional, y tenemos relaciones excelentes con nuestras comunidades locales y autoridades regionales”, comenta.
Como mensaje final, Carman comparte su predicción acerca del futuro político de la industria minera en el Perú: “Un posible cambio de la constitución y la nacionalización de ciertas operaciones mineras, como fue anunciado por el gobierno entrante en 2021, ya no son parte de la agenda. Confío en que la situación política cambie para mejor una vez que dejemos atrás la pandemia”.
Imagen cortesía de Chakana Copper