Claudia Cooper,
Presidenta ,
PERUMIN 35 CONVENCIÓN MINERA
"A pesar de que la minería ha sido determinante para la mejora de los indicadores de desarrollo humano, sigue habiendo una percepción de que debemos mejorar la institucionalidad tanto estatal como en las regiones."
¿Cuáles son sus expectativas para PERUMIN 35 tras el año de retraso por la pandemia?
Pese a que se postergó el evento por razones sanitarias, hemos continuado generando espacios de análisis, debate y discusión en torno a la minería peruana, gracias a la agenda de trabajo ‘Rumbo a PERUMIN’. Esta plataforma nos ha permitido desarrollar encuentros virtuales y descentralizados, con foco en las diversas regiones mineras del Perú. Este PERUMIN 35 es el primer gran encuentro presencial de la industria minera. Además, se celebra en un momento crucial para el sector, puesto que la minería, que tiene la oportunidad de cerrar brechas en el país, es actualmente la prioridad en la discusión política. A esto se suma la enorme oportunidad derivada de los precios atractivos de los commodities y la perspectiva favorable de que continúen al alza. Por tanto, es una situación inmejorable para generar una discusión que convoque a una gran cantidad de partes interesadas.
En un contexto de conflictos sociales, ¿cómo se puede mejorar la imagen pública del sector?
Estamos en un proceso de cambio como sociedad y como sector. Hoy, los temas ESG, así como el aporte social y el desarrollo del entorno, demandan una mayor preocupación. Como todo proceso de cambio, esto genera una mayor movilización social en todas partes del mundo. Cada país tiene su particularidad, pero en el caso del Perú los problemas sociales tienen mucho que ver con la informalidad y la política. Los beneficios de la minería son múltiples, y son tanto directos como indirectos. Por ejemplo, la minería ha dado al Perú una estabilidad macroeconómica enorme y ha actuado como financiador de largo plazo.
Creo que la clave está en hacer que estos beneficios se conviertan en prosperidad en los territorios. A pesar de que la minería en las regiones peruanas ha sido transformacional y determinante para la mejora de los indicadores de desarrollo humano, así como a nivel macroeconómico, sigue habiendo una percepción de que debemos mejorar la institucionalidad tanto estatal como en las regiones. Mejorar estos aspectos va a ayudar a reducir conflictos sociales y generar una prosperidad mucho más sostenible en el mediano plazo.
¿Qué medidas se deben tomar desde el punto de vista regulatorio para mejorar el clima de inversión en el sector?
Las inversiones en proyectos existentes continúan, pero las inversiones nuevas en el país se han visto frenadas. Tenemos una cartera de inversión minera por más de US$53,000 millones, que lamentablemente no se está aprovechando con el actual ciclo de precios de los metales. Para atraer nuevas inversiones, Perú tiene que dar una señal de estabilidad política que claramente no está ofreciendo. Además, la conflictividad social supone un costo adicional para operar en el Perú, y es un costo muy complejo, ya que estos conflictos deberían atenderse con la participación de múltiples actores, incluido el Gobierno central. Por tanto, a la inestabilidad política se suma una inestabilidad social que no tiene el canal adecuado para ser resulta. También debemos mejorar la institucionalidad regulatoria. Actualmente no hay claridad respecto a la interpretación regulatoria y esto resta predictibilidad; los tiempos que aparecen en las leyes no son los tiempos reales de los procesos. Finalmente, hay que facilitar el proceso de exploración. No nos estamos dando cuenta de que la exploración es el proyecto minero del futuro.
Aparte del gran potencial geológico del Perú, ¿qué factores hacen al país un destino minero atractivo?
El Perú tiene un potencial emprendedor muy fuerte. A pesar de las circunstancias, el país sigue creciendo porque hay unas motivaciones empresariales muy importantes. Hay que canalizar esas ganas de emprender hacia un lado de progreso y no llevarlas hacia un lado de informalidad, que es lo que está creando gran parte de los problemas. Las empresas en el Perú tienen que empezar a ser más productivas y competitivas a nivel de exportación. Aquí entra de nuevo en juego la institucionalidad: ¿cómo conseguimos que ese ímpetu empresarial fomente empresas competitivas a nivel de exportación o proveedores de un sector cada vez más retador, tecnológica y ambientalmente? Tenemos que dar facilidades y estimular ese desarrollo, no crear barreras.