Minería en un contexto inestable
El crecimiento del sector se ve condicionado por el revuelo político y social
En junio de 2021, tras una de las campañas políticas más tormentosas de la historia reciente del Perú, el candidato Pedro Castillo fue declarado ganador en las elecciones presidenciales del país. El líder de izquierda, entonces perteneciente al partido Perú Libre, ganó por un estrechísimo margen de menos de 50,000 votos a la candidata conservadora Keiko Fujimori, de Fuerza Popular, con un 50.12% de los sufragios.
El resultado de las elecciones estuvo lejos de poner fin al turbulento contexto político que había caracterizado a los meses previos. Tras conocerse los resultados, Fujimori aseguró que existían indicios de fraude y acusó a los partidarios de Castillo de haber alterado las actas en todo el país. Sin embargo, en las semanas que siguieron a la votación, nadie se presentó para corroborar su afirmación central: que las identidades de cientos de trabajadores electorales habían sido robadas y sus firmas fueron falsificadas.
El estrecho margen de victoria fue el reflejo de una sociedad profundamente dividida y harta, marcada por una gran desigualdad que se había hecho más pronunciada con la llegada del coronavirus. El Perú ha superado las 200,000 muertes por la pandemia, colocándose como el país con mayor tasa de mortalidad del mundo. Al mismo tiempo, la pandemia empujó a una décima parte de su población bajo el umbral de pobreza.
Las elecciones estuvieron cargadas de implicaciones para el sector minero, uno de los principales motores de la economía peruana, que constituye aproximadamente el 10% del PBI del país y el 60% de sus exportaciones totales. La campaña electoral de Castillo había estado plagada de mensajes contra la industria minera, a la que acusaba de saquear la riqueza del país. Entre sus principales promesas electorales, destacaron sus planes de promover una nueva Constitución, recaudar hasta un 70% de los beneficios de las compañías mineras que operan en el país e introducir nuevas regalías en la venta de minerales. Durante la campaña prevaleció un mensaje de “rescatar” los recursos estratégicos del país, como el oro, la plata, el uranio, el cobre y el litio, y usar la riqueza de las empresas mineras para aliviar la pobreza generalizada.
Sin embargo, una vez investido presidente, Castillo moderó notablemente su discurso político, declarando sus deseos de formar un gobierno plural y de seguir las reglas de la democracia. Además, ha quedado claro que muchas de las promesas más radicales del nuevo presidente no se iban a poder cumplir, entre ellas, el cambio de la Constitución, que Perú Libre sostenía que se podía hacer a través de la obtención de firmas y un referéndum. “Según nuestra Constitución, el referéndum sería complementario a una decisión tomada por el Congreso, y no está en la agenda del Congreso plantear una reforma constitucional importante”, explica Marcial García, socio de servicios legales y de impuestos en EY Perú.
En efecto, el Congreso, que fue elegido durante la primera ronda de las elecciones presidenciales en abril de 2021, está constituido por una mayoría de partidos a favor de la economía de mercado y de la inversión privada como los principales motores de la economía. En mayo de 2022, rechazó el proyecto de reforma constitucional del presidente Castillo.
“El sector minero peruano tiene una cartera de 48 proyectos estimada en más de US$57,000 millones de inversión que, de ponerse en marcha, generarían 2.3 millones de nuevos empleos directos e indirectos. Además, de salir adelante estos proyectos, se generarían, por pago de impuestos y aportes, S/349,855 millones extras al fisco”.
José Augusto Palma, Director, Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía
De cualquier modo, el primer año del mandato de Pedro Castillo ha estado lejos ser favorable a los principales sectores económicos del país y a la inversión extranjera. La inestabilidad política y social ha sido una constante bajo la nueva administración (en menos de un año hubo cuatro ministros diferentes de Energía y Minas, en cinco mandatos diferentes, algunos de apenas unos días).
De hecho, el presidente ya se ha enfrentado a dos mociones de vacancia en el Congreso. La última de ellas se produjo apenas ocho meses después de asumir el poder. Castillo se jugó el cargo por “incapacidad moral”, pero finalmente logró mantenerlo gracias a 55 votaciones a favor, 54 en contra y 19 abstenciones (hacía falta un respaldo a la moción de dos terceras partes de la cámara). La moción incluía 20 puntos de acusación en los que figuraban denuncias de presunta corrupción, la designación de personajes polémicos en ministerios y altos cargos públicos, así como una supuesta falta de capacidad para ejercer la jefatura del Estado.
“Si todos los proyectos actuales entran en funcionamiento tal y como se planeó, veremos un suministro adicional de 5 millones de toneladas de cobre, lo que dejaría aún un déficit de 5 millones de toneladas para 2030”.
Rohitesh Dhawan, Presidente y CEO, Consejo Internacional de Minería y Metales
Por si fuera poco, la profunda crisis interna del gobierno de Castillo se ha visto agravada por un complicado panorama internacional. Si bien el nuevo presidente ya se enfrentaba a la compleja tarea de sacar al país de la crisis derivada del coronavirus, a este reto se han ido sumando las consecuencias de la guerra de Ucrania y la inflación.
En abril de 2022, comenzó una ola de manifestaciones en el país y varios grupos de transportistas paralizaron su actividad debido al aumento del precio de los combustibles. Poco después, grupos de agricultores golpeados severamente por el alza de los precios de fertilizantes, materias primas y alimentos se sumaron a esta protesta. En consecuencia, el 5 de abril, Castillo decretó el estado de emergencia en Lima y, al día siguiente, lo extendió a toda la red vial del país con el objetivo de limitar la protesta.
Las protestas sociales en torno a actividades extractivas como la minería también han ido en aumento desde la llegada del nuevo presidente. Ante este escenario de inestabilidad, las nuevas inversiones en el sector minero se han visto paralizadas, a la espera de la aminoración de los conflictos sociales y de mensajes más claros por parte del gobierno con respecto a la minería. “El Perú tiene un potencial geológico enorme, que lamentablemente no se está aprovechando con el actual ciclo de los precios de los metales. Para atraer nuevas inversiones, el país tiene que dar una señal de estabilidad política que claramente no está dando”, resume Claudia Cooper, exministra de economía y finanzas y presidenta de PERUMIN 35.
En efecto, las inversiones mineras en el Perú, que sumaron US$60,000 millones en los últimos 10 años, se muestran esquivas en el futuro cercano. “Lamentablemente, no se están tomando las medidas adecuadas para asegurar la continuidad de la inversión minera o para garantizar la predictibilidad y eficiencia de los procesos”, explica Ignacio Bustamante, CEO de la productora de metales preciosos Hochschild Mining. “El tiempo que toma obtener los permisos necesarios para la exploración o para la construcción de nuevas minas le está restando muchísima competitividad al sector minero en Perú, por lo que la industria se está viendo obligada a buscar alternativas en otros países”, agrega.
Además, de acuerdo con el Ministerio de Energía y Minas (MINEM), en el Perú hay una cartera de proyectos mineros de US$53,000 millones que actualmente está paralizada. Esta se podría destrabar con las políticas correctas, y el beneficio para el país sería impresionante. El banco central proyectó en un reciente reporte que la inversión minera caería este año un 0.8% y hasta un 15% en 2023 tras la ejecución de inversiones ya comprometidas.
“Los conflictos sociales se han convertido en el principal desincentivo para la inversión en el Perú. Si bien no han surgido con el nuevo gobierno, lo que sí ha cambiado es que actualmente se están paralizando operaciones en producción como Las Bambas, Antamina o Cuajone”.
Marcial García, Socio, Servicios Legales y de Impuestos, EY Perú
A pesar de la falta de nuevas inversiones en el sector, no todo son malas noticias. Las inversiones en proyectos existentes continúan y, de hecho, en 2021 el sector minero peruano atrajo inversiones por US$5,240 millones, lo que supone un incremento del 21% con respecto al año anterior. Empujadas por el alto precio de los metales, particularmente del cobre, y por el deseo de recuperar el tiempo perdido durante la pandemia, las empresas mineras están aprovechando para invertir en optimizaciones y operaciones de mantenimiento en proyectos existentes. Esto ha traído grandes oportunidades para toda la cadena de valor del sector minero, incluyendo proveedores de servicios, de equipos y de tecnología.
Víctor Gobitz, expresidente del Instituto de Ingenieros de Minas del Perú (IIMP) predice que las cifras de inversión en operaciones actuales (brownfield) continuarán en los próximos años gracias al favorable precio de los metales y a la calidad de los yacimientos en el Perú. “El país también tiene un excelente ecosistema de proveedores de bienes y servicios, contratistas, firmas de ingeniería y consultoría, que hacen que invertir en minería sea atractivo a pesar del ruido político”.
A pesar de las dificultades a las que hoy se enfrenta el sector, no cabe duda de que la minería es una industria resiliente, acostumbrada a los altibajos de los ciclos de los metales y a operar en un país que nunca se ha caracterizado por la estabilidad política. Hay que recordar que, solo en los últimos cinco años, el Perú ha tenido cinco presidentes distintos y dos congresos. “A pesar de estas circunstancias difíciles, hasta ahora hemos logrado evitar cambios en la industria que lleven a situaciones irreversibles”, recuerda Claudia Cooper.
Como mensaje final a la comunidad minera internacional, Cooper señala el gran potencial emprendedor del país. “El país sigue creciendo a pesar de las dificultades porque hay unas ganas empresariales muy importantes. Creo que hay que canalizar esas ganas hacia un lado de progreso y evitar que se lleven hacia un lado de informalidad, que es lo que está creando gran parte de los problemas”, concluye.
Imagen cortesía de Minsur